sábado, 28 de noviembre de 2015

Opositora de profesión cocinitas

¡Hola a todos!

Hoy me apetecía escribir una entrada un poco diferente pero que también tiene que ver con la oposición. Quizás porque es sábado y ya estoy pensando en el día libre. Y es en qué dedicamos el poco tiempo libre que tenemos a lo largo del día.

Aunque no lo parezca, es muy importante hacer algo diferente a lo largo del día. Algo diferente que no sea estudiar. Por ejemplo, en el descanso del mediodía, ir a dar una vuelta y ver gente. Pasar por delante de alguna tienda, tomar café en el bar de debajo de casa...

Que preferimos quedarnos en casa podemos ver alguna serie, escuchar música, dormir una mini siesta, o simplemente quedarnos tumbados en el sofá mirando al techo y dejando la mente en blanco. Algo que os sirva para despejaros, descansar la mente del estudio y poder coger el turno de tarde con ganas.

Seguro que cada uno de vosotros tiene su truquito diario para desconectar. En mi caso tengo que deciros que me ha dado por ser una cocinitas.

Desde que estoy opositando se ha despertado en mí un interés por la cocina que antes no tenía. Tampoco es que me pase el día entero cocinando, pero sí es cierto que presto mucha más atención y me gusta probar recetas nuevas, sobre todo, postres.

Cosas sencillas, que no me ocupen mucho tiempo porque no lo tengo y que también me permitan tirarme en el sofá un par de minutos y descansar. En mi caso, estar ocupada haciendo otras cosas me ayuda a desconectar, tener la mente en otra cosa y no seguir dándole vueltas a ese artículo que no acaba de salir.

Como os comentaba, esta afición por la cocina me ha surgido desde que estoy opositando. Miro recetas, se las comento a mi madre y algunas las hago yo. Como es decía también, suelo hacer postres porque es lo más fácil, mezclar los ingredientes y meter en el horno. Y también porque me gusta endulzar las comidas de mi casa.

No hago un postre cada día, saldría rodando del opozulo, pero sí de vez en cuando, y sobre todo, en fin de semana, así los demás pueden desayunar con mis creaciones (de momento no han puesto pega a nada, o lo hago bien o no me quieren decir que es una basura y se lo comen sin rechistar).

Concretamente, ayer por la tarde, después de acabar de estudiar, me puse manos a la obra e hice un bizcocho de zanahoria. A pesar de pelearme con el horno y se tostara más de la cuenta, conseguí salvarlo, y he decir que a pesar de este pequeño percance, me ha salido bastante bueno y muy esponjoso.

Tengo apuntados un par de postres más para hacer como el bizcocho de yogur de MP, que es muy sencillo también. Y ahora que se acercan fiestas seguro que más de uno cae.

Y vosotros, ¿sois también unos cocinitas?

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Mi primer simulacro, ¿seré capaz?

¡Hola a todos!

Hoy hace un año que se publicó la convocatoria para acceder el cuerpo de Notarios. En varias entradas pasadas os comenté las sensaciones que se tienen una vez se publica la convocatoria y con motivo de este aniversario hoy quería hablaros de mi primer completo.

Como ya os conté en esa entrada, y ante tantos rumores de una convocatoria inminente, dejamos aparcado el segundo ejercicio para volver al civil y fiscal y dedicarnos exclusivamente a ello. Dio la casualidad que para esa semana de la convocatoria, mi preparador ya nos tenía programado un completo o un simulacro de examen con sus tres civiles y un fiscal. En este caso debíamos llevar 40 civiles y los fiscales que pudiéramos. ¿Y cómo lo hicimos? Pues llevamos los civiles de las cuatro semanas anteriores.

El día que mi preparador dijo que había simulacro me agobié bastante, nunca había ido con tantos temas, no sabía cómo organizarme los días, la semana. Si repasar el sábado o utilizarlo como un día más de estudio. Nunca había cantado una hora entera, ¿me acordaría de todo?, ¿me quedaría en blanco?, ¿me quedaría sin voz? Son dudas que empezaron a rondarme la cabeza. El nivel de estrés y agobio iba creciendo por momentos.

Por eso mismo, esa semana que teníamos completo y que además se publicó la convocatoria no cantamos. El preparador nos citó como un lunes normal y nuestra sorpresa fue que no cantamos (él ya sabía que se publicaba la convocatoria). Nos citó para calmarnos, animarnos y apoyarnos en lo que se nos venía encima. Recuerdo perfectamente esa tarde en la notaría, estábamos en la sala de firmas y yo tenía muchas ganas de llorar. No me veía capaz de aguantar aquella presión, aumentar el ritmo de estudio. Ser capaz de meterme esa cantidad de temas en la cabeza y recuperarlos en un momento para cantarlos, ¿y si no me acordaba de cómo empezaba? La cosa iba en serio, muy en serio.

El preparador, ese día, al verme con la cara descompuesta, solamente me dijo (bueno a mi compañera y a mí) que ya había llegado el día que tanto tiempo llevábamos esperando. Que aquello que se veía tan lejano el día que empecé ya había llegado y que había que pasar por eso, que estaba perfectamente preparada para llegar al día del examen con todo el temario (yo no lo tenía tan claro). Y lo que más me sorprendió, que disfrutara de todo el proceso de convocatoria (tribunal, sorteo, etc).

Esa noche no dormí, ni la siguiente (fue el día de la convocatoria), ni la siguiente. En mi cabeza sólo había una cosa, la convocatoria. Aquello era real, había llegado el momento. Así que aplazamos el completo para la semana que viene, sólo que en vez de cuarenta temas, tenían que ser cincuenta.

Esa semana, después de asumir lo que había pasado, me organicé de la siguiente manera: martes, cinco civiles nuevos; miércoles, otros cinco civiles nuevos; jueves, viernes y sábado repasarlo todo, los cuarenta civiles que llevaba para el lunes y que no canté y los diez nuevos que había metido esa semana.

Los días fueron pasando casi sin darme cuenta y entonces llegó el lunes, el día del simulacro y esta vez nos citó en su casa, un lugar que conocíamos y que no tendríamos las distracciones de la notaria. Nadie nos molestaría. Empezó mi compañera, cantó la hora entera y yo mientras tanto, la escuchaba o hacía que escuchaba porque mi cabeza estaba intentado repasar y acordarse de todo, ubicar temas y artículos. Lo que a la vez me sirvió para calmarme un poco y asentar ideas básicas.

Entonces llegó mi turno y canté. Canté la hora entera, concretamente una hora y treinta segundos. Al acabar estaba agotada, casi sin voz pero muy contenta y satisfecha. Me acababa de demostrar que era capaz de cualquier cosa, que aquello a lo que yo tenía tanto miedo, lo había hecho y además bastante bien. Hubo algún fallo en la literalidad de algún artículo pero en general bastante bien, era el primero de muchos que haríamos hasta el día del examen, con lo que había tiempo para mejorar y pulir esos fallos. Salí de allí con ganas de hacer otro, esa sensación me gustaba, lo había hecho, ya no tenía miedo.

Y con esto quiero deciros que no tengáis miedo a lo desconocido. Que las cosas con trabajo se consiguen. Y todo lo que hagamos con el preparador sirve de ensayo para el gran día. Hay más factores que influyen el día del examen (los temas que te toquen, ser la primera o la última del día, etc), pero sabéis que ya lo habéis hecho antes y que ha salido bien. Os ayudará a coger confianza.

Mucho ánimo a todos!!!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

sábado, 21 de noviembre de 2015

Así estudiaba, así, así. Así estudiaba que yo la vi

¡Hola a todos!

Hoy quería hablaros de los distintos sistemas de estudio y de cuál me funciona a mí, y no me refiero si al sistema de vueltas o el de arrastre, sino al sistema diario para memorizar temas y artículos.

Como es lógico cada uno tiene su forma de estudiar y ahí no me voy a meter. Pero sí es cierto, y seguro me lo vais a reconocer, cuando uno decide opositar tiene que cambiar su forma de estudio de toda la vida, la que hemos estado utilizando durante toda nuestra vida hasta llegar aquí, a la época OPOSICIÓN.

Hay muchas formas de estudiar, en casa o en biblioteca; directamente del libro o resumiendo las ideas importantes y haciendo esquemas; en voz alta o para nuestros adentros; subrayado con un montón de colores y post-its o prácticamente sin tocar los apuntes.

En mi caso hay una mezcla de varios de los anteriores. Nunca me ha hecho falta memorizar palabra por palabra con puntos y comas, con simplemente unas cuantas leídas profundas, a conciencia y entendiéndolo era capaz de desarrollar las preguntas de los exámenes (no soy ningún cerebrín, tengo una media normal, como la inmensa mayoría de los mortales) y relacionaba los conceptos e ideas y me quedaban unas preguntas bastantes decentes.

Pero al llegar el primer día de estudio de la oposición, estaba claro que ese sistema no me iba a funcionar, tenía que ser capaz de cantar todo un tema con fechas, autores, sentencias y resoluciones, en un tiempo determinado, y a eso había que sumarle que no solamente estaba la teoría (que bueno, más o menos la puedes sacar si lo has entendido) sino que también tenía que recitar artículos enteros del Código Civil. Aquí sí que había que memorizar puntos y comas. Cogí el CC y le eché un vistazo por encima y pensé, dónde te has metido, te tienes que memorizar este libro entero y si te dicen art. 1911 saber cuál es y cantarlo. Y así con todos. Pues os diré que se consigue y además es más fácil de lo que parece (será que ahora ya me lo sé).

Después de unos cuantos meses y años opositando, el sistema que a mí me funciona es el de estudiar en voz alta. A la vez que leo me escucho y las cosas se me quedan antes y mejor, y lo hago a base de repetir y repetir (por eso no suelo ir a la biblioteca). Empiezo por la primera pregunta y cuando creo que me la sé, la intento decir sin mirar, si sale bien, paso a la siguiente y así hasta que hago todo el tema y una vez que el tema está todo estudiado, lo canto entero.

Los colores los utilizo para diferenciar epígrafes de subepígrafes, autores y artículos. El resto del tema subrayo lo más importante con el mismo color siempre. A pesar de tener varios colores, no suelo utilizar mucho los subrayadores, prefiero los rotuladores normales porque quiero que el tema sea llamativo, no que me dé dolor de cabeza. Sólo utilizo los colores para diferenciar epígrafes y subepígrafes porque me gusta que el tema quede limpio a la vista, que sea fácil saber por dónde voy mentalmente cuando canto el tema, saber si estoy en el amarillo, rosa o azul. 



Respecto de los artículos, los estudio SIEMPRE del código, nunca de los apuntes. Y esto es un truco que me dio el preparador. Al haber artículos que se repiten a lo largo de todo el temario, si los estudiaba directamente del código ejercitaba la memoria visual y era más fácil acudir al artículo y cantarlo, independientemente de que se cante en el tema 30 como el 100. Y es verdad. Si por ejemplo me dicen art. 609, lo ubico rápidamente en el código y sé en qué temas se puede cantar. Para memorizar los artículos utilizo varios sistemas, si no son excesivamente largos o difíciles, los repito y repito hasta que salen (siempre en voz alta), pero si son largos o más difíciles, los escribo, me hago esquemas o dibujitos que me recuerden que ese artículo tiene varios apartados y no me puedo dejar ninguno (por ejemplo, el art. 334 CC).

Un método que utilizo sólo a veces y es con temas muy densos, pesados y largos, es grabarme con grabadora, así cuando no tengo nada que hacer me lo pongo y es como si tuviera la radio encendida (lo he hecho con servidumbres legales, declaración de fallecimiento, obligaciones del vendedor y legados, y tengo que decir que funciona).

Cuanto más estudiado y mejor asentado esté el tema, más fácil será recordarlo en posteriores vueltas y menos tiempo necesitaréis para repasarlo. He de reconocer que tengo buena memoria a largo plazo y me acuerdo fácilmente de las cosas, evidentemente no canto el tema perfecto, pero sí es cierto que necesito “poco tiempo” para recuperarlo de la memoria.

Cuando acabo vuelta y toca volver a empezar, lo que hago es leerme primero todo el tema y comprobar de qué me acuerdo (y es sorprendente ver que casi todo te suena). Acto seguido, me pongo a estudiar como si fuese la primera vez que lo toco (evidentemente cuantas más vueltas, más veces repasado y menos tiempo pasa entre vuelta y vuelta y es más fácil recuperarlo de la memoria).

En definitiva, creo que la mejor manera para estudiar y alcanzar la literalidad es a base de machacar y repetir una y otra vez hasta que salga bien, para que al final, nos pidan lo que nos pidan, lo digamos como si nos preguntasen cómo nos llamamos (ahí nunca dudamos y lo decimos sin pensar). Es, básicamente, echarle horas. Ese es el truco de la oposición.

Y vosotros, ¿utilizáis algún otro truquito? Espero que os sirva!

Gracias por leerme!

Un beso!

María :)



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Antes muerta que sencilla

¡Hola a todos!

Hoy quería hablaros de lo importante que puede llegar a ser arreglarse para estudiar. Sí, aunque parezca una tontería, soy de las que piensa que antes muerta que sencilla y ahora os cuento por qué.

El hecho de decidir estudiar una oposición, sea la que sea, implica que pasemos muchas horas encerrados en casa sin salir (a no ser que estudiéis en la biblioteca, aunque para mí no hay la tranquilidad que hay en casa). Eso, a su vez, hace que necesitemos estar cómodos para aguantar tantas horas sentados en una silla, pero no quiere decir que nos convirtamos en una sombra de lo que un día fuimos. Ya sacrificamos bastante no saliendo de casa, estudiando como locos, como para que cada vez que vamos al baño o pasemos por el pasillo y nos miremos al espejo no nos reconozcamos.  Es muy deprimente mirarse al espejo y darse cuenta que llevamos unas pintas horribles, rezando para que nadie toque al timbre y tener que abrir la puerta con ese blanco flexo que lucimos todo el año (al menos a mí me pasa).

Mi consejo es que os arregléis, sí, basta con poco (tampoco es necesario ponerse los tacones :) ). El hecho de no estudiar con el pijama ya es algo. Si nos pasamos el día entero con el pijama puesto parece que las horas no pasan, se pierde la noción del tiempo. Vestiros, yo lo hago y es un cambio que se nota. Con muy poco es suficiente. Simplemente me pongo unos leggins o pantalón cómodo, camiseta cómoda y un jersey si estamos en invierno y si estamos en verano me pongo un vestido fresquito o shorts con camiseta. Ya veréis como eso hará que el día pase de otra manera, ya no hay tanta sensación de no saber qué día es, estaréis más animados y eso al final en el estudio se nota. Lo importante es sentirse una persona normal. Aunque eso sí, mi opomoño no me lo quita nadie ;)

Yo, por ejemplo, cuando me levanto por las mañanas y después de recoger el cuarto, ME ARREGLO, con todo lo que eso conlleva (algo así como una especie de rutina facial) y aunque parezca una tontería, suelo darle un toque de color a la cara (depende del ánimo con el que me levanto cada mañana y si me veo más o menos zombie). Y ese toque de color se lo doy a los labios (ha crecido en mí una obsesión por lo labiales rojos que ya no me puedo comprar ninguno más). De esta manera cuando me miro en el espejo no me veo tan mal y hay días que incluso me perfumo como si saliera a la calle, de verdad, funciona. Dedicaros tiempo a mimaros, a cuidaros, haceros la manicura en un descanso. Para mí, lo mejor para acabar el día es el momento ducha. Así consigo que la cabeza no siga con los temas y los artículos que no han acabado de salir. Mañana será otro día!

A los chicos, os recomiendo que os afeitéis (sé que puede dar mucha pereza), ya veréis como ese cambio también hará que el día sea de otra manera. Peinaros, no os quedéis en pijama. Dedicaros tiempo!!

Demasiado dura es la oposición como para que encima nos abandonemos más de lo ya lo hacemos. En la oposición todo influye, hasta el más mínimo detalle, cualquier tontería que nos pase o pase a nuestro alrededor ya nos tiene con la cabeza en otro lado y si además le sumamos el no vernos bien el resultado puede ser un día poco productivo, pocas ganas de estudiar, etc. Es por eso que siempre digo que es muy importante sentirse bien con uno mismo para que nuestro trabajo diario salga adelante, nos da confianza, seguridad, y eso, antes o después, se nota.

Espero que os animéis a probarlo y me contéis qué tal os habéis sentido y cómo os ha ido este pequeño cambio en el día a día, porque ya sabéis, ¡ANTES MUERTOS QUE SENCILLOS!

Gracias por leerme!

Un beso


María :)

sábado, 14 de noviembre de 2015

Organización semanal

¡Hola a todos!

Hoy, y por petición de algunos de vosotros, quería hablaros de cómo me organizo la semana, cómo organizo los temas y el estudio.

En primer lugar, deciros que yo hago el sistema de vueltas, lo que significa que cada semana son temas nuevos hasta que los hago todos, y vuelta a empezar. A  medida que van pasando las vueltas el número de temas aumenta, normalmente el doble de lo que llevaba la vuelta anterior.

Ahora mismo estoy en mi primera vuelta de civil después del examen y después de la publicación del programa nuevo. Estoy haciendo una vuelta “lenta” porque tengo que rehacer todos los temas y adaptarlos a nuestras queridas reformas legislativas. Es una vuelta que calculo acabaré antes de navidad. Lo principal ahora es asentar las reformas y estructurar los nuevos temas mentalmente (lo que antes era el tema 123, ahora es el 115, con lo que llevo un jaleo de números que no me aclaro, pero me aclararé).

En mi caso canto los lunes, y como os cuento en el post anterior, suele ser al mediodía (Lo bueno del día de cante). De martes a sábado es cuando estudio. Concretamente de martes a viernes porque el sábado me dedico a repasar todo lo hecho durante esa semana, es decir, el sábado repaso todos los temas que he hecho esa semana. De manera que el sábado, a las 20h, cuando cierro el opozulo, lo cierro tranquila, sabiendo que dejo finiquitada la semana y el estudio, pues me ha dado tiempo a estudiar y repasarlo todo. El domingo descanso, porque sinceramente, el domingo se hizo para descansar. Nunca he concebido la idea de domingo y estudiar. Esa fórmula no se hizo para mí. Nunca he estudiado un domingo y el preparador me dijo que con él tampoco lo iba a hacer, así que yo feliz. El lunes, hasta que voy al preparador repaso lo ya repasado el sábado y aunque pueda parecer que tener el día libre antes del preparador se pueden olvidar los temas, os aseguro que no. Es lo que he hecho desde el primer día que empecé las oposiciones y me ha ido siempre bien. Por eso digo que el sábado dejo finiquitada la semana. De esta manera llego al cante fresca y descansada. A medida que se dan más vueltas, los temas están más estudiados y llega un punto (cuando se llevan más de 20 temas a la semana) que el sábado es un día más de estudio y no de repaso.

Cómo os decía, el martes empieza mi semana de estudio. Los martes a primera hora elijo los temas que voy a hacer esa semana, aunque normalmente ya lo sé el lunes por la noche. Más o menos sabemos lo que nos toca ir haciendo. En civil, tenemos cinco bloques (parte general, reales, obligaciones, familia y sucesiones), por lo que me cojo un tema de cada bloque para que no se haga tan pesada la semana (tengo que hacer toda la semana de reales y me muero).

Actualmente llevo uno seis o siete temas a la semana por lo que siempre hay un par de temas que son del mismo bloque (también hago vueltas dentro de cada bloque, es decir, si esta semana hay dos temas de parte general y reales, la semana que viene será obligaciones y familia, y así voy).

Yo que soy de estar muy concentrada y activa por las mañanas, suelo dejarme los temas de más artículos o más pesados y densos para la mañana y para la tarde hago los que son más light. Dentro de esta clasificación de temas pesados y lights hago una segunda clasificación. La intensidad de los temas va disminuyendo a medida que pasa la semana. El viernes por la mañana hago un tema de artículos sí, pero no será servidumbres legales, eso me lo dejo para principios de semana que estoy descansada (el viernes mi cabeza no me da para hacer un tema de depósito o servidumbres).

Esta organización o clasificación de temas que hago es una cosa que he aprendido con el paso del tiempo. Al principio de la oposición, no sabía cuáles eran los temas difíciles, de más artículos, así que me podía pegar unas palizas de temas impresionantes. Al acabar la primera vuelta dije que eso no me iba a volver a pasar y a partir de ahí he seguido la organización que os cuento.

Otra cosa que también hago es apuntármelo todo. Los temas que llevo, los que me ha pedido el preparador y cuántas veces, el número de vuelta en la que estoy, cuándo la empiezo y cuándo la acabo. Los tiempos en lo que canto cada tema y en cada vuelta.

Como veis soy un poco maniática de la organización. Es un sistema que a mí me funciona. Evidentemente, cada oposición y cada opositor es un mundo y cada uno tiene sus truquitos. Espero que os sirva de ayuda o al menos de guía.

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lo bueno del día de cante

¡Hola a todos!

Hoy quería hablaros de lo mejor que tiene el día de cante. Sí, habéis leído bien. Lo mejor del día de cante. Aunque parezca imposible, el día de cante tiene cosas buenas. O al menos para mí.

Evidentemente, lo mejor que puede pasar el día que vamos a cantar es que el tema o temas que nos pida el preparador salgan perfectos, en tiempo, con una literalidad absoluta y que además los sepamos explicar son soltura y convencidos de lo que estamos diciendo. Pero esto no siempre es así. Hay cantes mejores y peores, cantes con los que nos sentimos más a gusto o menos dependiendo del tema que nos toca. Y como es más difícil mantener ese ritmo “perfecto” (no siempre las cosas salen como queremos), para mí el día de cante tiene otra cosa buena.

En mi caso voy al preparador los lunes. Como sabéis hago notarías así que el 95% de los lunes voy a la notaría a que me coja temas y eso suele ser al mediodía, de manera que cuando salgo del cante es la hora de comer, y lo mejor viene ahora, lo mejor es que ¡tengo el resto del día libre! ¡Libre!, ¡para mí!.

Como salgo de la notaría a la hora de comer, muchas veces aprovecho que estoy en la calle, fuera de casa y arreglada, para comer en algún restaurante (con un kebab soy feliz). Después normalmente, me voy con mi hermana a dar una vuelta por el centro (casi siempre cae algo, ropa, maquillaje, me he vuelto una obsesa de los labiales rojos gracias a Mi vida sin más ni más ), o quedo con mis amigas a tomar un café rápido cuando salen de trabajar, o bien voy a hacer una visita a mis abuelos, o a veces, simplemente me quedo en casa tirada en el sofá viendo “Sálvame" cual abuelita cotilla.

Este lunes canté por la tarde. Tuve menos tiempo libre pero también lo aproveché para pasear por el centro. A pesar de que ya os conté en otro post que no me gusta nada el cambio de hora porque anochece muy pronto, he de reconocer que me gusta pasear por el centro con todo iluminado, tiendas, calles, la catedral, etc.

Lo bueno que tiene el día de cante es esa pequeña libertad, esas pocas horas para hacer lo que más nos apetezca. Para mí es un premio por haber ido a cantar y haberlo hecho bien (o al menos haberlo intentado). Es un premio por el esfuerzo de ese día de querer repasarlo todo antes de ir al preparador.

Son estas pequeñas cosas las que hacen que, al menos para mí, la oposición valga la pena. Sólo nosotros podemos sacar el lado bueno de las cosas. Está en nuestras manos ver el vaso medio lleno o medio vacío, y yo procuro verlo siempre medio lleno. Este camino ya es suficientemente duro como para hacerlo más aún. Y es que OPOSITO, PERO EXISTO

¡Mucho ánimo a todos! Roma no se hizo en dos días.

Gracias por leerme

Un beso


María :)

sábado, 7 de noviembre de 2015

Nadie dijo que fuera fácil

¡Hola a todos!

Hoy quería hablaros de un lado más amargo de la oposición. Concretamente de ese estado que seguramente todos los que estamos en esto hemos vivido alguna vez. Ese estado de falta de motivación. Ese estado en el que las cosas no salen como deberían salir y por más empeño que pongamos siguen si salir.

En mis cuatro años de oposición sólo me ha pasado dos veces (han sido crisis que podíamos decir “graves”). La primera vez fue hace dos años después de navidad. Tenía la sensación de que por más que estuviera estudiando no servía para nada, eran horas sentada en una silla delante de los temas y las horas pasaban y yo no conseguía decir los artículos a la perfección o me dejaba cosas y por más que lo repetía seguían sin salir. Es muy frustrante, seguro que estáis de acuerdo conmigo.  

Pues bien, cada vez que iba al preparador temía que al final del cante y de decirme lo que hacía bien y hacía mal me dijera que no servía para esto, que después de dos años y no ser capaz de cantar un tema perfecto, me dijera que estaba perdiendo el tiempo y me dedicara a otra cosa.  Lo cual hace que la ansiedad sea aún más grande y peor sean las semanas. Es la pescadilla que se muerde la cola. Pero en mi caso el preparador siempre me animó a seguir.

No es que me regañara, pero sí me decía que tenía que volver a ser yo, a ser la de antes, que intentara buscar el por qué de aquella situación, el por qué de esa falta de motivación, porque no podía seguir así por mi propio bien, porque si no sería yo la que diría que hasta aquí había llegado. Siempre me dijo que esto es una montaña rusa, que a veces se está arriba y a veces se está abajo, que no somos máquinas perfectas y cualquier circunstancia ajena a la oposición o incluso de la misma oposición nos afecta. Yo en ese momento me encontraba en el punto más bajo de la montaña rusa y tenía que salir de allí lo antes posible, y lo hice. No sé cómo, pero lo hice. Lo mismo que entré en ese bucle sin saber muy bien por qué, salí de él.

Estuve un mes de bajón, cuatro cantes, cuatro lunes que no me encontraba cómoda pero el lunes que hizo cinco algo cambió, no sé si es que dejé de pensar en que iba a tener un mal cante y asumí esa situación o qué es lo que fue, pero ese cante salió mucho mejor, se parecía a los de antes. Volvía a ser yo. Ese cante sirvió para que me motivara y me diera cuenta que había sido una mala época y poco a poco volviera a coger confianza en mí misma y demostrar que sí estaba hecha para esto.

La segunda vez que tuve ese bajón fue hace ya unas cuantas semanas (por suerte ha durado menos que la vez anterior). Aún no se por qué, quizás el cambio de programa, la cantidad de reformas legislativas, pero no tenía ganas de levantarme por las mañanas y pasarme diez horas sentada en la silla delante del código. Lo volví a hablar con el preparador y me dijo lo mismo que la última vez, que esto es una montaña rusa y no somos máquinas pero que hay que intentar salir de esta situación para volver a la rutina de antes, a la buena. Que cuantas más semanas estamos en la cúspide, mayor es la caída, y qué razón tiene.

Personalmente estoy muy agradecida a mi familia que no han dejado de apoyarme nunca y han intentado ayudarme en todo lo que han podido para que estas semanas menos buenas terminasen pronto. Y sobre todo a mi preparador que nunca ha dejado de creer en mí. Gracias a todos ellos.

Es muy normal, en la vida de todo opositor, tener días menos buenos, donde hay un poco de falta de motivación, de cansancio, de pocas ganas de estudiar y de levantarse de la cama. Se trata de aburrimiento por la rutina. Pero sólo son días. Si estas pocas ganas de estudiar, de pasar el día encerrados en el cuarto se alargan y ya no son días sueltos, sino semanas enteras, os recomiendo que habléis con alguien, bien sea pareja, amigos, familia o el preparador. Él mejor que nadie sabe por lo que pasamos, ha estado en nuestra situación y seguro que os ayuda a encontrar la solución.

No os desaniméis, llegará el día que saldréis de esa especie de pozo, aunque penséis que no, se sale y se sale con más fuerza que nunca. Contad cómo os sentís a la gente que os rodea, no os lo quedéis para vosotros y si para ello tenéis que llorar, hacedlo, no pasa nada. Yo lo he hecho más de una vez. Os habréis quitado un peso de encima y os sentiréis mucho mejor.

¡¡Ánimo a todos!! Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco imposible.

Gracias por leerme


María :)

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cambio de hora

¡Hola a todos!

Hoy quería hablaros de lo poco que me gusta el horario de invierno y su cambio de hora. Hace ya más de una semana que retrasamos los relojes y yo aún no me he acostumbrado a este cambio.

Si os soy sincera no sé dónde está el ahorro energético, por más que lo pienso no lo encuentro. Yo tengo el mismo horario de estudio en verano que en invierno. Acabo a las 20:00, en verano sólo tengo que encender la luz la última media hora y muchas veces ni eso. Ahora tengo que encender la luz desde las cinco de la tarde más o menos. Sigo sin ver el ahorro energético. Además, me parecen unos meses más tristes, como que se van las ganas de hacer cosas porque son las siete de la tarde pero la sensación es que son las once de la noche y ya es tarde y el argumento típico es que mañana hay que levantarse pronto.

Otras de las razones por las que no me gusta el horario de invierno es porque las tardes se me hacen eternas, no pasan las horas. Miro el reloj y sólo han pasado diez minutos y la sensación es que llevo horas sentada en la silla. Si se piensa bien, puede ser una ventaja que las horas pasen tan lentas, o al menos que lo parezca, porque así me digo “vale, venga, aún te quedan dos horas y media para hacer este tema, así que venga, hay tiempo para machacar los artículos y que salga perfecto”, pero por otro lado digo “buff, aún me quedan dos horas y media, que aburrimiento, no sé si podré aguantar todo este tiempo aquí sentada”. Pero al final siempre acaba ganando lo segundo. Y lo intento, de verdad que lo intento. Intento que las tardes no sean una tortura. Pocas veces lo consigo.

Yo siempre he sido una persona que rinde al máximo por las mañanas. Aunque me levante con cara de pocos amigos, en cuanto me tomo mi café ya estoy dispuesta a arrancar el día. Por las tardes mi rendimiento y concentración está llegando al mínimo, de manera que ya me organizo el estudio dejándome los temas más largos o de más artículos que necesitan más concentración para la mañana y los temas más “facilitos” o de menos articulado, son para la tarde.

Incluso cuando estaba en el colegio o en la universidad prefería levantarme a las 4 de la mañana y acabar de estudiar o repasar para un examen que quedarme hasta las tantas estudiando porque sé que estoy perdiendo el tiempo.

Y a vosotros, ¿os afecta el cambio de hora? ¿Estudiáis mejor de mañana o de tarde?

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)