sábado, 27 de febrero de 2016

Mi Top5 de básicos para el estudio diario

¡Hola a todos!

Hace ya unas cuantas semanas os enseñé mi top 5 de básicos en el opozulo y hoy me gustaría enseñaros mi top 5 de básicos para el estudio diario de la oposición.

En este top 5 no entran los temas, ni el código, ni los bolis, subrayadores y derivados varios pues sino cómo pretendemos estudiar una oposición sin temas. No, este top 5 va sobre las cosas que para mí son imprescindibles en el estudio diario y que me ayudan a afianzar los temas, cuadrarlos en tiempo y conseguir la literalidad que a veces tanto cuesta.

Así que ahí va mi top 5:

1) Atril: qué gran invento el atril señores. Tengo dos. Uno de madera bastante grande que lo usaba al principio de la oposición porque me permitía poner dos bloques de folios, pero que al final me ocupaba mucho en la mesa, así que opté por otro de metal más pequeño, más discreto y que además es el que me llevo a la biblioteca los pocos días que estudio fuera de casa. Desde que uso atril, no he vuelto a tener dolor de cervicales.

 


2) Libreta y folios: en este caso utilizo las dos cosas. En los folios en blanco es donde tengo la estructura básica del tema. Algo así como lo mismo que pone el programa pero más detallado ya que no sólo escribo los enunciados de los epígrafes, sino también los apartados y subapartados. En la/s libretas me hago un esquema más completo de los temas a medida que los voy estudiando. Normalmente utilizo una libreta tamaño folio y lisa para hacerme el esquema del tema apuntando autores, fechas y los artículos que se cantan en cada apartado (seguramente lo habréis visto ya en Instragram) y en la otra más pequeña me apunto las cosas que fallo como palabras clave de los artículos para acordarme que ese artículo no lo digo bien y que al día siguiente echo un vistazo para repasar y así afianzar aún más los temas.




3) Programa: tener el programa durante el estudio para mí es algo básico y más ahora que ha habido un cambio del mismo. Toca aprenderse la estructura nueva de los temas y que el tema 15 ya no es el 15. Utilizo varios programas y tengo varias copias de los mismos. El que uso a diario es el del BOE que me lo imprimo cada vez que lo necesito (esto es cada cinco vueltas) y voy marcando los temas que llevo cada semana y de qué vuelta son. 
También tengo el programa que facilita la gestoría, pero este apenas lo toco, más bien lo toca mi preparador los días que voy a cantar (me da pena que se estropee) y una fotocopia del de la gestoría que es el que llevo siempre en la carpeta de cantar (por programas no será).

 


4) Cronómetro: el crono sólo lo utilizo cuando el tema ya está estudiado para saber si lo voy a cuadrar en tiempo. Cuantas más vueltas al programa y más veces esté estudiado el tema, más rápido iremos y por ende más cosas podremos decir. Al principio los temas quedan largos, muy largos, pero no os preocupéis. Para tener un control de los tiempos del tema en cada vuelta, lo apunto también. Este crono en particular me encanta porque puede dar vueltas y de cara a los completos va genial porque permite saber el acumulado y el tiempo de ese tema en concreto.




5) Grabadora: al par de semanas de empezar a opositar, mi preparador me recomendó que me comprara una grabadora para que me grabara en casa cuando cantaba los temas y luego pudiera oírme. ¡Qué gran consejo! Y os lo digo porque una cosa es cómo tú crees que estás cantando los temas y otra muy diferente cómo realmente los cantas cuando te oyes. Así podemos saber si tenemos el mismo tono todo el rato, si vocalizamos bien, si se nos entiende, si corremos demasiado o si hacemos las pautas adecuadas. De verdad que ayuda mucho escucharse a uno mismo y a la vez nos permite repasar. Dos en uno.



Y vosotros, ¿tenéis algún básico más a la hora de estudiar? ¡Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!

María :) 

miércoles, 24 de febrero de 2016

Libre de tentaciones, libre de distracciones

¡Hola a todos!

Los que nos hallamos inmersos en un estudio continuo como puede ser una oposición, o incluso durante la época de exámenes nos pasamos muchas horas sin movernos de la silla, haciendo lo mismo todo el rato, ESTUDIAR. Y eso puede llevarnos a una especie de aburrimiento o cansancio al cabo de unas horas, que cualquier cosa que no sean libros, apuntes o códigos puede suponer una tentación.

Y se convierte en una tentación mucho más grande si además se encuentra en la misma mesa de estudio en forma de teléfono móvil. Contestar los mensajes de whatsapp, cotillear instagram, facebook, snapchat y demás redes sociales.

Quizás, los días muy previos al examen, cuando aún no hay convocatoria a la vista, no nos damos cuenta de las veces que miramos el móvil durante el estudio. Y no nos damos cuenta porque no tenemos presión, todavía queda mucho para el examen, hay tiempo de sobra para estudiar. Y no es hasta que el tiempo apremia, al menos en mi caso, que no llegamos a ser conscientes de todas las veces que nos distraemos con el móvil, de todas las veces que paramos el estudio para mirar qué se cuece en el mundo.

Para evitar la tentación del móvil y consiguiente distracción, hay un montón de aplicaciones que nos ayudan a ello, que seguro conocéis.

En mi caso, suelo tener el móvil en modo normal, sobre todo, los días de cante porque el preparador me tiene que decir a qué hora tengo que ir. En mi móvil, lo que hago es ponerle un tono diferente a cada notificación, así sé si es correo, whatsapp, etc. y sé si puedo dejarlo para el descanso o lo miro en el momento. Algo que también ayuda, si estáis en grupos muy numerosos de gente en los que se habla muy a menudo, es silenciarlo, y ya lo leeremos en el descanso.

Las días que más me cuesta concentrarme o más me distraigo pongo el móvil en modo avión o en silencio pero sin vibración. Como véis es una opción muy personal. Hay gente que tiene el móvil en otra sala, lo esconde en el cajón. Todo depende de la “fuerza de voluntad” que se tenga para evitar estas distracciones.

Lo que sí hago es mirar varias redes sociales, sobre todo instagram, en los descansos. Aunque sean descansos de diez minutos, en los que aprovecho para estirar las piernas, me ayuda bastante a desconectar el ponerme al día de lo que pasa en el mundo. Puede parecer una tontería pero ver fotos de más opositores, con sus temas, sus códigos, sus mesas de estudio puede ayudar a no sentirnos solos y a motivarnos hasta el próximo descanso porque hay más gente como nosotros.

Y vosotros, ¿cómo evitáis las distracciones y tentaciones del móvil?

Gracias por leerme!

Mucho ánimo a todos y en especial a los que estéis en la recta final!

Un beso!


María :) 

sábado, 20 de febrero de 2016

Cosas de Abuela

¡Hola a todos!

Hoy os traigo una entrada diferente pero que quizás os pueda interesar y a mí me apetecía compartir con vosotros. El jueves recibí un paquete de Cosas de abuela y no me pudo hacer más ilusión. Recibí una libretita en tamaño A5 que ya habréis visto en la cuenta de Instagram, y me viene genial para hacerme esquemas de los temas una vez los tenga estudiados y para apuntar las cosas que más me cuestan a la hora de memorizar como es la literalidad de los artículos que con tanta reforma, los artículos han cambiado y hay que aprenderlos de nuevo y muchas veces el tenor anterior me sale solo. 

Así que, copiando a Mi vida: opositar y algo más le voy a dar el mismo uso que le da ella en la entrada "Mi cuaderno" (si picáis encima del enlace os lleva directamente a esa entrada). 


La ilustración de la tapa no me puede gustar más y he decir que el papel es de muy buena calidad, es gordito y si escribimos con tinta líquida no se refleja en la otra cara.


Desde Cosas de Abuela han cuidado hasta el más mínimo detalle en el paquete, el trato es fantástico y una atención súper personalizada, interesándose en todo momento si ya había llegado o no el paquete. Mil gracias!! 

Os invito a que echéis un vistazo a su web cosasdebuela.com y a su cuenta de Instagram @cosas_de_abuela, además de tener cosas chulísimas son un estudio de diseño e ilustración, con productos propios y personalizados, y ofrecen talleres de artes digitales con fines sociales. 

Los talleres van dirigidos a los niños y para poder financiar esos talleres han generado una serie de productos como la libreta que os enseño, donde se reinvierte el 100% en la causa social de los talleres.

La idea no me puede parecer más genial porque no sólo tendremos cositas molonas para el opozulo sino que también ayudaremos a que esos talleres para los niños sigan en marcha.

Ya me diréis qué os ha parecido!

Gracias por leerme!

Un beso!

María :)  

miércoles, 17 de febrero de 2016

Subiendo las opohoras

¡Hola a todos!

Hoy os traigo una entrada sobre algo que muchos de vosotros me habéis pedido. Cuándo subir las opohoras.

Al igual que os dije que el cuerpo os pediría estudiar el día libre a medida que se fuese acercando la fecha del examen (cuándo me tengo que quedar sin día libre), también os digo que el cuerpo os pedirá subir las opohoras.

Aunque ya nos pasemos una media de diez o doce horas estudiando, el cuerpo o las ganas de aprobar, nos pide estudiar más, dedicarle más horas, porque como algún preparador dice, siempre hay alguien que mientras nosotros descansamos está estudiando y echándole horas.

Esto tampoco es para llevarlo al extremo y obsesionarse con las horas diarias porque habrá días que se rinda más y días que se rinda menos. El hecho de aumentar las horas diarias de estudio depende de cada uno. De cuándo se rinde más o menos.

Sé de compañeros que se pegaban sesiones nocturnas de infarto, siendo las tantas de la madrugada cuando se iban a dormir. A mí me parece una locura. Pero me parece una locura porque nunca he sido de estudiar de noche. Prefiero levantarme a las 4 de la mañana que quedarme hasta esa hora. El descanso es necesario, muy necesario y por eso hay que dormir, y dormir las horas suficientes para reponer pilas porque sino no nos sirve de nada hacer esas maratones de estudio.

El preparador ya me avisó que ni se me ocurriera estudiar más de 14 horas al día y mucho menos de noche si no soy de estudiar a esas horas, porque en vez de hacerme un bien me estaba haciendo un mal y correría el riesgo de llevar tal empanada mental que me provocaría un bloqueo el día del examen por no haber descansado bien y obsesionarme con las horas.

Mi horario de estudio normal es de 8-14 y de 16, 16.30-20. Empecé a subir las horas diarias como un mes y medio o dos antes de mi examen. Casi a la vez que dejé de tener día libre. Y subí media hora al mediodía y una hora y media más o menos por la tarde, de manera que acababa a las 21.30.

Más tarde de esa hora no he estudiado nunca o casi nunca porque no rindo absolutamente nada, estoy delante de los temas y es perder el tiempo, por eso prefiero levantarme un poco antes por las mañanas y empezar antes.

Con esto no quiero decir que todos los días haya cumplido este horario. Hubo un par de días que a las seis de la tarde ya dejé de estudiar. El cansancio hace acto de presencia más de una vez y hay que escuchar a nuestro cuerpo.

El último mes, mi preparador estuvo muy pendiente de nosotras, llamándonos cada día o casi cada día para ver cómo estábamos, cómo lo llevábamos, si estábamos bien, los nervios, la presión, etc. y alguno de esos días en que me llamó le dije que no estaba rindiendo nada, que llevaba toda la tarde para hacer una cara de folio de temas que no eran nada complicados, de temas con los que nunca había tenido problemas, pero que era incapaz de decir más de tres palabras seguidas. No sé si lo habéis vivido pero es una sensación muy desesperante.

La respuesta de mi preparador fue, “cierra los libros, vete a dar una vuelta, una ducha caliente y mañana será otro día”. ¿Cerrar los libros a las seis o siete de la tarde? Eso cómo es posible si tengo que estudiar un montón, que el examen está a la vuelta de la esquina.

Pues sí, me dijo que dejara de estudiar, que llevaba desde muy temprano estudiando y que en situaciones así lo mejor es dejarlo y ya mañana será otro día porque en vez de hacernos un bien, nos estamos haciendo un mal, nos estamos obsesionando con un tema, con un artículo que sabemos que nos los sabemos, pero llevamos tal cansancio encima que somos incapaces de decirlo como toca y eso nos provoca ansiedad porque vemos que no avanzamos y la vez nos bloqueamos y nos ponemos más nerviosos viendo pasar el tiempo. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Como siempre os digo, vosotros os conocéis mejor que nadie, sabéis cuándo estáis más frescos para estudiar, para rendir, así que aprovechad esa parte del día para aumentar las horas de estudio. Y si algún día estáis bloqueados, cerrad los libros, id a dar una vuelta para despejaros y si a la vuelta os veis con ánimo de seguir, hacedlo, sino, mañana será otro día.

¡Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

sábado, 13 de febrero de 2016

Los 7 males de la oposición

¡Hola a todos!

¿Cómo lleváis la semana? Hoy os traigo una entrada sobre las “enfermedades” típicas de la oposición.  Desde que empecé la oposición he ido “sufriendo” varias de estas enfermedades, todas muy típicas durante la etapa opositora.

Al principio de opositar las empecé a sufrir todas, una detrás de otra. Y no entendía por qué, si yo siempre había sido una chica muy sana, que casi nunca se ponía mala. Así que al principio, con miedo  a no poder estudiar como tocaba, se lo comenté a mi preparador. Le dije que sentía que enfermaba más que antes, cuando apenas salía de casa y me dijo que era muy normal. Que durante la oposición se sufren una serie de “enfermedades” o males y me dio una lista de las más típicas.

Los que llevéis poco tiempo estudiando quizás aún no las hayáis pasado todas, pero podéis casi dar por hecho que vais a pasar por todas o por la gran mayoría. Los que llevéis más tiempo opositando como yo, seguro que las reconocéis. Por favor, decidme cuáles habéis sufrido de toda la lista.

Pues bien, aquí va mi lista de enfermedades, o más bien, las que mi preparador me dijo como más típicas durante esta etapa de nuestra vida:

1) Palidez extrema o lo que se conoce como blanco flexo: es uno de los primeros síntomas de todo opositor. Pasarse una media de diez horas, seis días a la semana, encerrados en el opozulo sin apenas ver la luz del sol, tiene consecuencias. Es el blanco flexo o blanco folio. Es como si se nos reflejara en la piel. Si veis a alguien por la calle con un blanco casi enfermizo, con un blanco folio, es opositor. Seguramente lo sea. Confirmación de que lo sea si además va solo por la calle con la cara traspuesta y con un manojo de papeles en la mano (irá repasando de camino al preparador).

2) Vista: esta es otra de las consecuencias típicas de la oposición. Si no necesitas gafas, no te preocupes amigo, dentro de poco las necesitarás. Si ya las llevabas antes de empezar a opositar prepara la cartera porque cada año en cada revisión, tendrás que cambiar los cristales. Las dioptrías suben como la espuma. 

3) Espalda y cervicales: quién no acaba el día con algo de dolor de espalda, sobre todo, la zona de los riñones. Tener una buena silla es muy importante. Tenemos que estar cómodos para estar tantas horas sentados. ¿Y qué me decís de las cervicales? Yo sufrí mucho de cervicales al principio por tener siempre la cabeza hacia abajo. Así que aquí os prescribo un atril para tener la vista recta hacia el frente y no forzar una postura que no es natural. 

4) Migrañas y/o dolores de cabeza: esta también es una de las dolencias típicas de la oposición. Por suerte yo no las sufro apenas, pero es normal acabar el día con dolor de cabeza, el cerebro debe de estar a punto de explotar con tanto que lo hacemos trabajar. Para ello también es muy importante la luz que usemos. En mi caso, una luz muy blanca me provoca dolor de cabeza, prefiero algo más cálido, aunque no es muy bueno para estudiar tantas horas.

5) Tendencia a engordar: bueno, bueno, bueno… ¿qué me decís de esto? Si no cogemos un par de kilitos durante la oposición, es como que no somos verdaderos opositores. Todo el día sentados en una silla sin apenas movernos, los nervios, la tensión, la ansiedad del examen… por eso es muy importante que al final del día nos movamos algo, salir al menos 20 minutos a andar a paso ligerito con la ayuda de una buena alimentación mantendrán esos kilos de más a raya o al menos, no iremos a más.

6) Cansancio psíquico pero no físico: esta “patología” va en relación con la anterior. Después de todo el día estudiando estamos cansados, agotados. Pero es un cansancio mental que hace que al meternos en la cama nos cueste dormir porque nuestro cuerpo, a nivel físico, no está cansado. Por eso, si hacemos algo de ejercicio agotamos también a nuestro cuerpo y enseguida caeremos en brazos de Morfeo y conseguiremos un sueño profundo que nos ayude a descansar de verdad.

7) Vulnerable a los resfriados varios: y por último uno de los males más típicos de la oposición. Entrar en un estado de resfriado continuo durante todo el inverno. El pasar todo el día estudiando, sin apenas salir a la calle hace que nuestras defensas no se fortalezcan y no trabajen para protegernos de los diversos virus que pululan en invierno. Entran en una especie de confort. Por eso es importante tomar vitaminas, propóleo o lo que sea que os vaya bien para dar ese refuerzo a nuestras defensas y tenerlas preparadas para trabajar.

¿Cuántos de estos males sufrís o habéis sufrido? Espero que os haya gustado.

Gracias por leerme!

Un beso!


María :) 

miércoles, 10 de febrero de 2016

Olvidos durante el cante

¡Hola a todos!

Algunos de vosotros, después de leer la segunda parte de mi ensayo ante el tribunal, me habéis pedido que os cuente si durante esa especie de examen organizado por mi preparador, me dejé algunos artículos por cantar y cuáles fueron esos artículos.

Antes de empezar la exposición de los temas, tenemos cinco minutos para hacernos un esquema y no dejarnos nada. Pues bien, os diré, y podéis hacer la prueba, que cinco minutos sólo dan para apuntarse el enunciado de cada epígrafe de cada tema y cuatro palabras clave. No da para más. Podéis probarlo y veréis que no os dará tiempo a más, con lo cual el esquema de ese día nada tuvo que ver con el esquema que me puedo hacer el día que sólo canto un tema, donde sí puedo ir apuntado epígrafes, apartados y subapartados, así como los artículos que se cantan en cada uno de ellos.

De esta manera podemos correr el riesgo de no cantar algún artículo o dejarnos algún subapartado del tema con los nervios del momento. En mi caso, y con los temas que me tocaron os diré qué me pasó.

- El primer civil que me tocó fue el tema 42 (La propiedad horizontal: naturaleza. La prehorizontalidad. Constitución: el título. Autonomía de la voluntad: estatutos y reglamentos. Contenido: derechos, obligaciones y limitaciones de los propietarios): es un tema muy teórico con muy pocos artículos con lo cual es difícil olvidarse de alguno.

- El segundo civil fue el tema 80 (Contrato de mandato: concepto. Elementos. Efectos del contrato. Extinción. Contrato de mediación o corretaje): este es un tema menos teórico y con más artículos (1709-1739 CC) en el cual por motivos de tiempo a veces hay que pasar directamente al derecho positivo, que es lo que está esperando el tribunal, que seamos capaces de cantar los artículos completamente literales, y “olvidarnos” un poco de la teoría. Este es un tema que a los preparadores (o al menos al mío) gusta pedir y es un tema que cuando lo estudias, lo estudias a conciencia, sabiendo que tiene muchas papeletas para salir el día del preparador.

- El tercer civil fue el tema 92 (Las capitulaciones matrimoniales: naturaleza, requisitos y limitaciones. Su modificación. La publicidad del régimen económico matrimonial. Donaciones por razón del matrimonio en el Código Civil): este también es un tema muy pedido por los preparadores y que casi siempre suele caer. También tiene artículos (1325-1343 CC) y desde mi punto de vista, nada difíciles, fáciles de recordar y con menos posibilidades de que se nos olvide alguno.

Cuando me estudio los temas, tengo siempre folios en blanco al lado para ir haciéndome un esquema que voy completando a medida que voy avanzando, de manera que cuando he acabado de estudiar el tema, tengo un esquema bastante completo, pero un esquema muy visual. Es decir, apunto los epígrafes, los apartados de cada epígrafe y los artículos que van en cada uno de ellos. De esta manera sé que artículos se cantan en el tema. Visualmente va muy bien porque de una manera rápida y sencilla sabes dónde colocar los artículos. Es un truco que a mí me funciona para no dejarme ningún artículo del tema (el tribunal los quiere oír todos, no vamos a cantar parte de las servidumbres legales y dejarnos luces y vistas, por ejemplo).

Pues bien de esta manera, el día del ensayo, a pesar de no poder hacerme el esquema que me hubiese gustado y apuntarme todos lo que se dice en el tema, hubo un par de artículos que me dejé por olvido, nervios, tener la cabeza en lo próximo que tocaba, o no sé yo. Por suerte no fueron muchos artículos y el tribunal apenas le dio importancia a esos olvidos.

Así pues, los artículos que me dejé fueron el 1723, 1731 y 183 in fine del tema 80. En las correcciones, el tribunal me dijo que mejor no dejarme nada, pero que llevando tantos temas y con los nervios, es muy normal dejarnos algo. Para ello es muy importante machacar mucho la estructura del tema y repasar los temas tantas veces como sea posible antes del examen. Cuanto más estudiado esté el tema, menos riesgo tendremos de dejarnos algo.

No os preocupéis si el día del examen os dejáis algo, siempre y cuando no sea algo importante, como por ejemplo que el epígrafe diga concepto, naturaleza y caracteres y nos dejemos la naturaleza.  El tribunal tiene en cuenta los nervios y no sabe qué tema tenemos, puesto que cada opositor tiene el suyo propio y no hay dos temas iguales, con lo cual el tribunal no puede saber si nos estamos dejando algo. Lo más importante es disimular esos olvidos de la mejor manera posible, aunque como os digo lo suyo sería no dejarse nada.

¡Mucho ánimo a todos! Gracias por leerme

Un beso!


María :) 

sábado, 6 de febrero de 2016

No es que no quiera, es que no puedo

¡Hola a todos!

Hace tiempo leí que los opositores éramos algo egoístas con nuestros horarios y el querer que el resto del mundo respetase esos horarios. Sobre todo con los amigos y los planes a los que siempre o casi siempre renunciamos con la “excusa” de que hay que estudiar.

Pues bien, yo no creo que seamos egoístas. Y no lo creo porque aunque no es la misma situación (no tenemos un sueldo y no está reconocido como tal), tenemos un trabajo. Un trabajo que consiste en memorizar equis temas cada semana. Un trabajo del que hay que rendir cuentas una vez a la semana (o más) ante el preparador (que es nuestro jefe). Un trabajo que nos obliga a tener unos horarios y cumplirlos. Un trabajo que nos obliga a ser disciplinados y constantes (nuestro “jefe” no nos despedirá, pero sí corremos el riesgo que nos diga que no valemos para esto si no cumplimos unos objetivos semanales).

Bajo mi humilde opinión, que te propongan ir a tomar algo a las 5 de la tarde y decir NO, no es ser egoísta. Si estuviéramos trabajando de verdad, con un jefe de verdad, unos horarios de verdad y unos objetivos a cumplir de verdad, ¿abandonaríamos nuestro puesto de trabajo antes de hora para quedar con los amigos? Yo creo que no.

En mi caso, he de decir que tengo mucha suerte con mis amigos. A día de hoy mis amigos de verdad son los de la carrera y son conocedores de lo que implica una oposición. Es más, una de mis mejores amigas ha pasado por una oposición y ya tiene su plaza. Con lo cual, desde el primer día han respetado mi estudio y mis horarios. Cada vez que se ha propuesto algo ha sido en horas en las que yo no tenía que estudiar, ni ellos que trabajar. Así que por eso lado no me quejo, en absoluto. Y lo mismo al revés, cuando he salido pronto de un cante me he esperado a que acabaran su jornada laboral para ir a tomar algo y no por eso he pensado que son egoístas. 

Que cada uno tenga su trabajo, un camino que seguir, ha provocado que con el tiempo cada vez sea más difícil vernos tan asiduamente. Y no sólo por mí y mis horarios, sino por todos. Así que no creo que sea egoísta.

A los demás conocidos y no tan amigos sí he tenido que decir en más de una ocasión eso de “no puedo, tengo que estudiar”. Y automáticamente te responden  “si no pasa nada, nadie se va a enterar. Si no estudias hoy ya lo harás mañana”. ¿Qué no pasa nada? Pues sí pasa. Para mí sí pasa. No sabéis lo que es ir al preparador con miedo, rezando para que no te pida el tema que menos llevas mirado porque has estado fuera de casa en vez de estudiando lo que toca, porque total, no pasa nada si hoy no estudiamos, nadie se va a enterar. O tener que aguantar la “charla” del preparador porque has bajado el ritmo y eso no puede ser (tú sabes perfectamente por qué has bajado el ritmo, pero aguantas el chaparrón).

A todas estas personas, os aseguro una cosa, más me gustaría a mí pasarme el día en la calle sin nada que hacer y sin tener que estar pendiente del reloj, pendiente de volver a casa porque se acabó mi descanso para ponerme a estudiar con la pereza que eso da. Pero ahora, durante estos años, este es mi trabajo.

Es cierto que hago esto porque yo lo he elegido, pero he elegido sacrificarme estos años y decir NO ahora para conseguir lo que realmente quiero y para que el día de mañana pueda decir SI. Sí a todos los planes habidos y por haber, decir SI sin tener que mirar relojes, sin pasar pena porque me quedan tantos temas por mirar y no llego. Decir sí porque me apetece y no tengo otra cosa mejor que hacer.

De verdad que es que no quiera, ¡es que no puedo! Para mí esto es serio. Para mí esto sí es un trabajo.

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

miércoles, 3 de febrero de 2016

Ensayando ante el Tribunal II

¡Hola a todos!

Entonces llegaron el resto de los miembros del tribunal, todos notarios que ya conocía pero que no me habían oído cantar nunca. Por si fuera poco eso para mí fue más presión añadida. Los conocía, me conocían y cada vez que nos encontrábamos y me preguntaban qué tal lo llevaba, siempre respondía que bien. Era el momento de demostrarlo.

Y así, los siete entramos en el Colegio…

Así acabó la entrada anterior y con la de hoy me gustaría contaros cómo fue realmente mi ensayo ante el tribunal.

Pues bien, como os contaba en la entrada anterior, entramos todos en el Colegio y subimos a la segunda planta donde se encuentra en salón de actos. Allí, los miembros del tribunal nos dejaron dejar las cosas dentro de la sala (bolso, Código civil, etc) y nos hicieron coger el DNI, boli, el programa y cronómetro. En la mesa en la que nos sentaríamos teníamos folios en blanco, otro boli por si acaso y una botella de agua (cada una la suya).

Mi preparador se sentó en el centro, como si fuera el presidente y el resto de miembros del tribunal, a su izquierda y derecha.

Como éramos dos las que teníamos que hacer el simulacro, echamos a suerte quién empezaría primero y le tocó a mi compañera. Así que nos salimos fuera de la sala a hacer lo que se conoce como pasillo, que es básicamente, esperar a que te llamen. A los cinco minutos, unos de los miembros del tribunal salió y como si del bedel se tratara la llamó por su nombre y apellidos y entraron. Yo me quedé fuera, pero una vez que mi compañera ya estaba preparada y sabía los temas que le tocaban me dejaron pasar y me senté al final del todo para escucharla.

No recuerdo qué temas le tocaron, pero sí recuerdo que no me moví ni un ápice de mi asiento, no quería distraerla para nada. Cogí mi código y me puse a seguirla durante la hora de su ejercicio. La hora pasó y tocaba hacerle las correcciones así que me salí fuera.

Ahora me tocaba a mí, era mi turno y en ese momento me entró un ataque de pánico, me acordé de la familia de todo el mundo, pero sobre todo, me repetí una y mil veces quién me había mandado a mí meterme en esos jaleos, con lo bien que estaba yo. Realmente hice pasillo esos diez minutos porque me los pasé recorriéndolo de arriba abajo, hasta que se abrió la puerta. Me tocaba.

Entré con la mejor cara que pude, enseñando mi DNI a los miembros del tribunal y me senté como me indicaron que hiciera. De todos los temas que llevaba me eligieron tres civiles (uno de  reales, uno de obligaciones y uno de familia) y un fiscal. Para los que seáis de Notarías, fueron los temas 42, 80, 92 y 18 del antiguo programa (propiedad horizontal, mandato y capitulaciones matrimoniales). Y como el día del examen de verdad, me dieron cinco minutos para hacerme un esquema rápido de esos cuatro temas.

Pasados esos cinco minutos, que sirven para relajarse (sí bueno, no se lo cree nadie eso) y ubicarse en el temario, di comienzo a mi simulacro. “Con la venia del Tribunal dará comienzo mi examen tema 42…”.

Al principio no era consciente de lo que decía ni si lo que decía era de ese tema o no, mi cabeza iba a mil por hora (que no se note que estás nerviosa, no te equivoques de tema, mira a todos los miembros, enfatiza donde haya que hacerlo, gesticula, cambia el tono de voz, vuelve a mirarlos a todos, mira el crono, controla el tiempo…).

Aunque parezca mentira, a medida que pasaban los minutos yo me iba metiendo más en los temas, me sentía más cómoda y todo empezó a fluir mucho mejor. Me aislé completamente de todo lo que me rodeaba y sólo me veía a mí en casa de mi preparador como un lunes normal. Y tema a tema agoté a la hora y acabé a la hora y diez segundos mi ejercicio, “y así damos por concluido el presente ejercicio”.

Paré el crono y pude respirar, beber agua y ser consciente de que había cantado la hora entera ante el tribunal. Aunque me hubiera dejado artículos, aunque algunos no hubieran salido como tocaba, me daba igual, yo era feliz de lo que acaba de conseguir. Lo que me parecía imposible el día que mi preparador nos dijo lo que pensaba hacer, lo había hecho. Me había superado a mí misma. Ahora sólo faltaba que saliera así el día clave.

Me hicieron salir fuera para que pudieran deliberar y cuando volví a entrar cada uno me dijo qué le había parecido mi ejercicio. En general a todos les gustó, me dieron la enhorabuena por haberlo hecho, por no haberme levantado de la silla (algo impensable para el día del examen), por no aparentar que estaba nerviosa, por tener una exposición tan clara. Quitando un par de cosas que había que pulir de cara al examen, había superado el simulacro y con nota. No me lo podía creer.

Esto supuso un chute de fuerza y motivación para afrontar la recta final hasta el día del examen, donde hubo días mejores y días peores en los que el agotamiento hizo acto de presencia, pero siempre en mente este simulacro.

Gracias por leerme!

Un beso!

María :)