¡Hola a todos!
La semana pasada empezó una compañera
nueva y ya ha tenido su primer cante. El preparador nos citó en el Colegio y
una vez allí preguntó quién quería empezar. Mi compañera, con la voz temblorosa
me pidió si podía empezar y eso me recordó mi primer día ante el preparador
como opositora, me recordó mi primer cante ante él y la que en ese momento era
mi compañera.
El tiempo pasa muy rápido pero lo
recuerdo como si fuera ayer, esa sensación de miedo, incertidumbre, nervios y
un cúmulo de emociones ante una situación que era desconocida. Como os he
contado en otras ocasiones, nunca había estudiado como estoy estudiando ahora,
había que cambiar la forma de hacerlo y ese primer día quería hacerlo bien, era
mi carta de presentación como opositora. Era consciente de que había mucho que
mejorar y que la velocidad y soltura en el cante se consiguen con la práctica,
pero aún así quería hacerlo bien, demostrar que valía para esto. No quería que
mi preparador me dijera que mejor me dedicara a otra cosa, ese fue mi miedo
durante la primera vuelta. Cada semana era una prueba y era una oportunidad más
para quedarme.
El preparador, semanas antes del
primer cante me facilitó el bloque de temas de parte general para que empezara por
ahí, así que el primer día me presenté con los primeros cuatro temas del
programa.
Y al igual que mi nueva
compañera, era un manojo de nervios (estuve todo un año tomándome una tila bien
cargada antes de ir al preparador. Ahora no lo hago pero sigo poniéndome nerviosa cada vez que voy). Esa vez nos citó en su casa y ante la
pregunta “¿quién empieza?”, como pude, con voz temblorosa contesté “prefiero
que empiece ella”. Esos veinte minutos de espera me servirían para ir
tranquilizándome y tomar conciencia de que después iba yo.
Y entonces llegó mi turno, ¿dónde
estaba la tila?, ¿no se supone que relaja? El preparador, al igual que hizo con
mi compañera en su primer día, y sin que sirviera de precedente, me dejó elegir
el tema. Mi respuesta fue “es mi primer cante, elijo el tema 1”, y ahí que me
lancé a cantar, visualizando párrafo a párrafo con miedo de dejarme alguno, de
equivocarme al citar algún autor o alguna fecha hasta que se cumplieron veintitrés
minutos. Tiempo excesivo y más para el primer tema, pero lo había cantado. Como
me dijo el preparador, lo importante era cantar el tema, ya conseguiría coger
velocidad. Había superado el primer día aunque había muchas cosas que mejorar.
Pues como os decía, esta semana,
mi nueva compañera tuvo su primer cante. Y como ocurrió en mi caso, cantó el
tema entero. El preparador le dijo lo mismo que me dijo a mí, hay cosas que
mejorar pero con el tiempo se conseguirán, lo importante es que había cantado
el tema entero.
Y vosotros, ¿recordáis vuestro
primer cante? ¡Mucho ánimo a todos!
Gracias por leerme!
Un beso!
María :)